20.7.07

Problematica de los solos (con trailer del espectáculo, backstage y link para ver solos)



Suele acordarse que el vínculo actor - espectador es la condición esencial del fenómeno teatral. Las prácticas más heterogéneas comparten este fenómeno mínimo y existencial: el contacto de un cuerpo que se hace ver y escuchar y otro que lo ve y escucha. Quizás podamos, desde la perspectiva de este “contacto”, conjeturar una definición genérica de la actuación: una dinámica que organiza en su visualidad y sonoridad a un cuerpo para operar con lo que le hace ver y escuchar a otro. En la lógica que adquiera este “contacto”, se configura el vínculo que propone cada modalidad de actuación. En un extremo hay prácticas que lo utilizan en su condición mínima siendo funcional al despliegue de otros procedimientos, en el otro, hay prácticas, como la que desarrollamos en los “solos”, que harán del contacto la fuente misma del acontecer escénico.


En nuestra contemporaneidad escénica la visualidad y sonoridad del actor y los ojos y oídos del público están adheridos sin intermediarios ni leyes. Hoy la actuación, como todo el resto de la materia escénica, no juega su eficacia a la representación o ruptura de referencias trascendentes. Las formas, técnicas, textos, argumentos e ideologías, si aparecen, no asumen una función estructurante, una lógica totalizadora; las prácticas actuales manejan procedimientos fundamentalmente eclécticos que, entre otras cosas, no predeterminan la lógica de la actuación, es decir: de ninguno de los elementos que integran la obra se puede deducir (interpretar) la actuación que propondrá ese cuerpo para el contacto.

En estas circunstancias un actor que participa de una obra debe, más o menos ayudado por el director, inventar su actuación. Esa invención tendrá que incluir ciertos elementos, indicaciones y procedimientos de la obra, pero en lo que respecta a la eficacia de la actuación resultante dependerá de lo que se configure como estrategia para proponer en el “contacto”. Eso que un actor contemporáneo hace frente al público es lo que inventó él o el director como propuesta de estimulación para el espectador.

Esto plantea una indeterminación de partida a la vez fascinante y angustiante. Que la actuación deba ser una invención para la estimulación del “contacto directo”, plantea cada vez la pregunta, para el propio actor y el director, de qué se hará con la visualidad y sonoridad de ese cuerpo, de esa “condición esencial”, para resultar atractivo y adherente en los sentidos del espectador.

En el panorama actoral contemporáneo podemos identificar algunas modalidades reiteradas con las que se responde esta pregunta:
- obras con actuaciones en diferentes registros (ya que cada uno está pensado por lo que tiene como eficacia de impacto),
- provocaciones corporales (sexuales, violentas, riesgosas, etc.),
- no-actores ( brinda un desconcierto atractivo y una curiosidad “mirona” ),
- una dinámica de actuación “deshistrionizada” (un realismo que, sin esquematismos ideológicos, adquiere mucha crudeza, pero un registro muy acotado),
- parodia (permite efectos histriónicos e intelectuales, pero reduce el contacto a la complicidad con el público).
- “opinión actoral” los cuerpos a la vez que portan textos y temas trascendentes, manifiestan su actuación por exacerbación de energía, emocionalidad y movimiento.
Estas modalidades tienen en común el hecho de configurar a los cuerpos para el contacto con una estrategia general de impacto y delegar el acontecer narrativo en otros procedimientos escénicos que se les imponen o los trascienden.
Si queremos que la actuación manifieste su potencia específica, tendremos que evitar las soluciones y habitar el contacto percibiendo en él que es lo que la actuación puede generar ficcionalmente desde sí para adherir y conducir al público. Esta es la problemática que abordamos con los “solos”.

El “contacto” de los Solos

La actuación tiene un imaginario específico, una manera propiamente actoral de generar ficción escénica. Un imaginario actoral se constituye con características físico/dinámicas de ese cuerpo, con los valores, juicios y vinculaciones sociales que parece asumir, y con los sábeles y experiencias que maneja. En función de esto, para hacer un “solo”, ese cuerpo debe ficcionalizarse encontrando una dinámica expresiva que potencie “lo que tiene”, singularizándolo y haciendo de su “solo” un fenómeno intransferible. Un “solo” es una actuación inventada por y para ese cuerpo.

La narratividad del “solo” es generada por acontecimientos específicamente corporales que producen el contacto y la acción escénica. Estos acontecimientos son afectaciones subjetivas que pueden generarse operando con todos o algunos de los componentes de la expresión: gesto, movimiento, voz, sonidos, afectividad y energía. Es por eso que el cuerpo de un “solo” no está en el escenario si no que es el escenario. Ese escenario/cuerpo es el sitio donde acontece todo lo que acontece.

A partir de lo dicho podemos pensar el “contacto” que propone este cuerpo como una superficie visual y sonora que convoca la adherencia de otra superficie que ve y escucha. En el contacto, estas dos superficies se hacen una. El actor la manipula y el espectador es manipulado.

El “solo” como relato, es el proceso de mutaciones de esa superficie que, en términos ficcionales, es lo que presenciamos que cambia en el personaje. Eso “que presenciamos” está secuenciado en cambios dinámicos/afectivos con la intención de mantener estimulada la adherencia e ir conduciendo el trabajo perceptivo del espectador con el proceso subjetivo que va segregando la ficción actoral

Mencionábamos al principio como condición esencial del fenómeno teatral: “un cuerpo que se hace ver y escuchar y otro que ve y escucha”. Esto intenta ser abordada en los “solos” configurando un vínculo en el que el contacto sea el sitio mismo donde la actuación se invente como potenciadora y singularizante del cuerpo que la produce y de la experiencia que nos propone.

Alejandro Catalán
Julio 2007

 TRAILER ESPECTÁCULO

 




BACKSTAGE 







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13 comentarios:

Peces muertos peces vivos dijo...

ale, fotos de los solos! de dos minas!
esta bien, a full.

Peces muertos peces vivos dijo...

mucha gente me pregunta cuando empiezan los solos, sería bueno decirlo?

Paula Manzone dijo...

muy bueno el regreso de los solos en La Vaca Profana! La nueva dinamica del "minuto a minuto" hace que cada fución, y cada solo este especialmente amoldado al publico de esa noche. ES-PEC-TA-CU-LARRR!

Laura dijo...

Yo fui a ver "dos minas" y "solos", y me quedó una inquitud. En los dos casos se generó en mi tensión. En dos minas, porque los personajes cambiaban su estar sin abandonarlos definitivamente(hablo desde mi subjetividad obviamente), era como si tuvieran un torbellino por dentro que en algún momento se concretaba en llanto o risa o en algo que me bajaba los hombros. En los solos se me produjo otro tipo de tensión, los personajes estaban al máximo casi permanentemente, y las fluctuaciones las notaba mas en el habla, en los volumenes de la voz o la textura que en el la totalidad del cuerpo.

Laura dijo...

me olvidé de la inquietud, pero en reaidad creo que era un comentario.

alejandro catalán dijo...

Laura, la inquietud/comentario me da ganas de saber más respecto a esa tención ya que me resulta interesante que sea algo que señales como fenómeno de espectador

Laura dijo...

Hola Alejandro, más abajo describí los fenómenos que creo tienen que ver con esa tensión de la que te hablé.

“Dos minas”:

Una parida desesperante:


Se notaba que a las dos minas algo les pasaba. Sus voces (como prolongaciones de los cuerpos, pero cobrando autonomía), sus movimientos pausados, pesados y los cambios expresivos que producían con todo eso, hacían que ellas se convirtieran en seres posibles (por lo menos para mi). Sus expresiones fluctuaban con gran destreza rozando el límite, como un barco que maneja a la perfección las corrientes y los vientos. Esa insinuación permanente con el límite lograda por la acumulación, la contención y los escasos datos que aportaba el habla, a mi me generaba tensión.
Me imagino varios niveles, como un multipista en el que las pistas son independientes, coexisten, y terminan sonando al mismo tiempo. Digo esto, porque a lo antedicho sumo lo espacial. Veía los rostros y los torsos de ellas a la altura de mis ojos, como un primer plano, porque el resto del cuerpo estaba en perspectiva. No había chance de mirar hacia otro lado, era un cuadro renacentista, una obra de arte entarimada y al mismo tiempo un film, un recorte intencional que te direccionaba la mirada. Además frenteaban permanentemente formando un triángulo en el que yo, por ej. u otro espectador, podría a ser un vértice y cada una de ellas los otros dos. Un triángulo desde el cual (A-yo) supone que a (B-una mina) le sucede alguna cosa que (C-otra mina) no sabe porque se guía quizá por el estímulo de la voz de (B). Entonces aparece (B) diciendo“contame, contame” encubriendo su mal estar, mientras (A) ve lo que (C) no ve, que es la expresión gestual de (B). Ser (A) es pufff, enseguida te pone en actividad y en plan detectivesco.
Cuando alguna de las secuencias culminaba en llanto, risa o en el momento en el que una echa a la otra, de este lado se respiraba; era una comunión, las tres unidas en un punto.
La forma del relato también me generaba esa tensión/actividad debido a que se iba construyendo a cuentagotas, durante un tiempo mucho más lento que el que uno trae. Si fuera un partido de fútbol sería: un sonido que sale de la boca de una de ellas, grave, voluminoso, contra mil hipótesis pidiendo ser legitimadas saliendo desde el público. Es obvio que ganan ellas porque tienen un timón inteligente, y porque desde el público es inevitable tejer las mil hipótesis en busca de sentidos y desecharlas permanentemente cuando la obra es abierta y propone una narración desde la expresión, fuera de la lógica de una historia convencional. Y si a los recorridos expresivos como relato, les sumamos la data dosificada y concentrada a través de lo verbal, la actividad de este lado continúa en ascenso. El mundo de ellas se abría repentinamente y cada tanto. Un mundo marginal, de una soledad tremenda. Y sumemos que era domingo por la noche.
No me quiero ir por las ramas, más o menos es eso lo que pude reflexionar en cuanto a la sensación de tensión que me había quedado después y durante la obra. Con los solos fue diferente, también lo estoy escribiendo. Después te lo mando. La verdad, me interesa pensar bastante sobre las cosas que acontecen y me interesa tu propuesta. ¡Qué bueno que te interese saber! Cualquier duda/algo acerca de lo que escribí preguntame.

Laura dijo...

Pregunta: Leyendo el libro “Sacate la careta”, Ure habla acerca de la importancia de definir primeramente el género con el que se quiere trabajar. ¿Qué pensás acerca de esa definición en relación a la manera que tenés de abordar el teatro?

alejandro catalán dijo...

laura: tu comentario me dejó absorto. En unos días te respondo. También lo de Ure. ¿A qué te dedicás?

Laura dijo...

Ojala lo absorto sea bueno!Me dedico al teatro y a la música.Estoy luchando con el IUNA desde que lo empecé, ahí entrené con Pablo Limarzi y hace dos años aprox.fui a dos clases tuyas.

alejandro catalán dijo...

Laura: la descripción que hacés de la actividad que te propone la obra como espectador da cuenta muy bien de lo que buscamos configurar en el público. Esta configuración apela al espectador como percepción. Los convocamos y adherimos sensorialmente con acontecimientos visuales y sonoros que producen el acontecer subjetivo de las minas en una actualización permanente. Un video clip y la lógica del entretenimiento en general (tv, cine, teatro etc) hace lo mismo, pero no se hace cargo de la acumulación narrativa, hacen puro cambio y novedad (sucesión de impactos) sin generar mutación y proceso.

Ese triángulo que describís es para nosotros el dispositivo de intercambio de estímulos por excelencia. Cada actor actúa para “su” publico el trabajo de estar con el otro y consigo mismo. La voz de un actor y sus palabras le pertenecen tanto al que habla como al que las escucha. Lo que una actor le muestra al otro le ingresa a ese otro como un material modificante y propio. En cada actor hay un proceso de la obra. En cada actor se “ve” al otro como componente de lo que le sucede. El espectador es la percepción en la que eso se junta, organiza y administra como proceso dinámico y relato.

La tención de la que hablás es clarísima, es la tención subjetiva en ellas y en nosotros dada por el trabajo de equilibramiento que cada una intenta mantener frente a los desequilibrios que le produce la otra y cada una a sí misma. En la obra esto es incluso hipertrabajado por el nivel de susceptibilidad que el encuentro maneja.
Está buenísimo eso de que en los momentos en que las dos pueden mostrarse plenamente lo que les pasa hay una distensión, incluso siendo un momento de gritos y llantos.

Lo que resaltás del espacio me interesa ya que habiendo partido en mi obra anterior de un espacio, mi intención fue dejar que esta vez el espacio vaya siendo configurado para potenciar la lógica narrativa de la actuación de la obra.

Respecto lo de Ure ¿en que parte del libro dice eso?

Laura dijo...

si no es molestia, me gustaría hacerte llegar las cosas que escribo acerca del teatro.

Anónimo dijo...

Hola Ale,
Soy Damian Kirzner, me gustó mucho el espectáculo y me quedé pensando en lo que charlamos, en serio creo que tiene todo para saltar a un circuito ON.

Mandé a un amigo mio para que lo vea el Jueves, Gustavo Garzón, Llamame y hablamos del asunto.
Abrazo
dk